La concentración de CO2 supera todos los registros históricos

El planeta ha entrado en la era de las 400. Por primera vez desde que los humanos pisan la Tierra, se ha superado la cifra de 400 partes por millón de CO2, el principal gas de efecto invernadero. Este gas es el principal responsable del calentamiento global que está acercando un cambio climático cada vez más irreversible. El mayor problema es que una vez liberado, se tardarán milenios en rebajar esa concentración.

En mayo de 2013, los periódicos del mundo se hacían eco de una noticia preocupante. Por primera vez un observatorio, el que la agencia estadounidense NOAA tiene en el volcán hawaiano de Mauna Loa captaba una concentración de 400 ppm. (partes por millón) de dióxido de carbono en el aire. Para hacerse una idea, en los inicios de la Revolución Industrial había 278 ppm. Era una concentración que representaba un balance natural entre la atmósfera, los océanos y la bioesfera. Pero la creciente quema de combustibles fósiles, primero carbón y después petróleo, alteró ese balance.

El registro de 2013, sin embargo, fue puntual, localizado y temporal. En los meses siguientes la cifra bajó. Pero, según anuncia hoy la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en 2015 la marca de las 400 ppm. fue generalizada, global y sin que los cambios estacionales hicieran que el CO2 se apeara de ahí.

«El año 2015 marcó el inicio de una nueva era de optimismo y acción climática con el acuerdo de París sobre el cambio climático. Pero también hará historia por marcar una nueva era del calentamiento global con la realidad de este récord en la concentración de gases de efecto invernadero», lamenta en una nota el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

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Taalas pone en la misma frase los dos hitos climáticos del año pasado porque será difícil cumplir los objetivos del primero (que la temperatura no suba más de dos grados a finales de siglo) con una concentración de CO2 tan elevada. «El verdadero problema es el dióxido de carbono, que permanece en la atmósfera durante milenios y aún más en los océanos. Si no atajamos las emisiones de CO2, no podemos luchar contra el cambio climático ni mantener el ascenso de la temperatura por debajo de los dos grados respecto a la de la era preindustrial»», sostiene el secretario general de la OMM.

Durante la última década, la cantidad de CO2 en la atmósfera se había mantenido cercana a las 400 ppm., pero sin superarlas. Para los climatólogos de la NOAA, la gota que ha colmado el vaso ha sido el fenómeno climático El Niño, que tuvo su máximo a mediados del año pasado. Su impacto, en forma de sequías en amplias zonas tropicales, redujo la capacidad de las selvas para absorber CO2. Pero El Niño ya ha pasado y la cifra de las 400 ppm sigue ahí.

¿Por qué hay hormigas aladas en otoño?

Con las primeras lluvias del otoño emergen de los hormigueros las hormigas aladas, que son nuevas reinas encargadas de fundar hormigueros. Las que salen en otoño son las especies que se alimentan de semillas. El resto volaron en verano, aunque por su menor tamaño pasaron desapercibidas.

En algunas especies, las reinas son más grandes que los machos. Estos últimos viven sólo unas pocas semanas. Lo justo para fecundar a las hembras voladoras. Después, mueren. Y es que los hormigueros son el realidad un gran matriarcado, compuesto exclusivamente por hembras la mayor parte del tiempo.

Inmediatamente después de ser fecundada por uno de los efímeros machos, la hormiga reina pierde sus alas. Ya no las necesitará porque va a pasar el resto de su vida dentro del hormiguero, como ha hecho antes de su vuelo nupcial. Sólo se ha tomado unas pequeñas vacaciones para encontrar una pareja que la permita formar su propia colonia.

Aprovechan que la tierra se humedece con las primeras lluvias para cavar un refugio donde pasará el resto del invierno inactiva (hibernando). Hacia la primavera comenzará a poner huevos. Al principio, sólo 6 o 7 a la semana. Como no sale del nido, utiliza parte de los huevos para su propia alimentación y la de su progenie. Cuando las primeras larvas se transformen en obreras y salgan en busca de alimento, la reina aumentará su ritmo de puesta de huevos, llegando hasta los 300 por semana.

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En busca de la ‘huella dactilar’ de cada cáncer.

La medicina personalizada y la inmunoterapia, ralentizadas por la falta de biomarcadores que permitan tratamientos específicos para cada tipo de tumor.

La investigación en el cáncer se ha encontrado con un cuello de botella: las últimas aproximaciones, la inmunoterapia(activar los anticuerpos para que destruyan las células tumorales) y la medicina personalizada o dirigida (usar tratamientos que vayan contra proteínas o mutaciones características de cada tipo de cáncer) tienen un requisito principal: necesitan que haya una característica celular (una mutación, la sobreexpresión de una proteína) propia de cada tumor. Y, por desgracia, eso no es así. «Nos gustaría contar con genes directores [drivers en inglés] para todos los tumores», afirma Ignacio Gil Bazo, oncólogo de la Clínica de la Universidad de Navarra y coordinador del taller sobre pruebas genéticas en cáncer que se ha celebrado en el Centro de Investigación Médica Aplicada de la universidad (CIMA) la última semana de septiembre.

Ello sería como tener el DNI de cada tipo de tumor, lo que permitiría tratarlos específicamente y, algo casi igual de importante, no hacerlo si no hay un medicamento que se sepa que va a funcionar, dice Ignacio Wistuba, jefe de Patología Molecular Traslacional del MD Anderson Cancer Center y co-coordinador del seminario.

Gil Bazo admite que, aunque ha habido muchos avances en 20 años, desde que se desarrolló el primer medicamento contra una sobreexpresión de un gen, el HER2 en cáncer de mama, aún hay muchos tumores para los que falta esa diana precisa, ese biomarcador que es mucho más que un lugar al que dirigir el tratamiento. También es muy importante que sirven para un diagnóstico precoz o un indicador de riesgo cuando los hay. Algo que todavía no hay, por ejemplo, en cánceres tan frecuentes e importantes como el de pulmón, colon, melanoma y tiroides, afirma el oncólogo. «En unos tumores vamos muy rápidos, y en otros muy lentos», dice.

Parte de este freno se puede deber a que «las compañías han hecho un esfuerzo titánico avanzando hacia la inmunoterapia», dice Gil Bazo. «Empezaron BMS y Roche, y ahora hay media docena de compañías centradas en este área». Pero, contra lo que puede parecer, este abordaje de centrarse en estimular el sistema inmunitario para que ataque selectivamente a las células cancerosas no se opone a la medicina personalizada, sino que van de la mano: «Si encontramos las mutaciones que presenta un tumor de manera selectiva, serán los mejores antígenos», explica, en alusión a que se podrían diseñar anticuerpos específicos para esas proteínas concretas, con lo que la respuesta inmunológica se centraría en el cáncer. Con ello se evitaría un problema que tienen tratamientos como la quimioterapia.

GERALD DURRELL. Divulgador Científico

Nació en 1925 en Jamshedpur (India) y murió en 1995 en Jersey (Inglaterra). Pasó su infancia en Francia, Italia, Suiza y Corfú, una isla griega, recibiendo una educación privada en cada uno de estos sitios. Después se instaló en Jersey, Inglaterra. Era zoólogo, pero podríamos decir que sobre todo fue un gran apasionado por la naturaleza y los animales, además de un ingenioso escritor. Publicó más de 30 libros, que se caracterizan por la fascinante observación de la fauna, la impresionante descripción de los paisajes y la clave de humor en que están escritos. Mi familia y otros animo/es Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses forman la trilogía sobre la estancia de Corfú durante su infancia.

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Hizo varias expediciones científicas y en 1958 creó el primer centro de acogida para animales, el Zoo de Jersey. Después fundó el Patronato para la Conservación de la Naturaleza, poniendo en práctica sus teorías para criar especies amenazadas y tratar de devolverlas a su medio. Su labor para preservar especies en peligro continúa desde sus tres Patronatos para la Conservación de la Fauna, que creó en Inglaterra, Estados Unidos y Canadá, y en el Centro Internacional para la enseñanza de prácticas conservacionistas.

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Los fármacos contra la tuberculosis pensados para niños llegan a África.

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 7.000 niños kenianos serán los primeros del mundo que probarán las nuevas píldoras de dosis fija pensadas específicamente para niños que se aprobaron a finales de año según ha anunciado el ministerio de sanidad del país. El reparto empezará el 1 de octubre.

          Las nuevas pastillas contienen medicamentos ya conocidos, pero formulados de manera que sean fáciles de tomar por los pequeños, en una sola píldora y con sabores agradables. Esto es importante ya que un tratamiento estándar de tuberculosis de primera línea debe suministrarse durante seis meses, y conseguir que los pequeños afectados lo sigan a rajatabla es fundamental para que se curen y no desarrollen variantes resistentes del bacilo que causa la enfermedad.

             Hasta ahora, para dar medicación a los niños se usaban las formulaciones de adultos y se partían y se machacaban las pastillas, con lo que los menores no tomaban una dosis exacta y, además, era difícil dársela porque la tragaban mal y sabían peor.

            La medicación fue aceptada a finales del año pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y se calcula que en todo el mundo podrá beneficiar a un millón de pequeños (algo más del 10% del total de personas que se infectan cada año). En los 18 países de África que ya han mostrado interés por este tratamiento se contagian 155.000 niños cada año.

             La búsqueda de formulaciones específicas para menores es un campo de innovación en general poco utilizado. Este ha sido desarrollado gracias a la ONG Unitaid, que en 2013 comprometió 16,7 millones de dólares para conseguir uno. Organizaciones como DNDi (Iniciativa para el Desarrollo de Medicamentos para Enfermedades Olvidadas) también tiene en marcha programas similares para conseguir tratamientos pediátricos contra el VIH por ejemplo. Aunque no hay que investigar su eficacia, porque se basan en los que ya se usan, conseguir la formulación adecuada (idealmente, en jarabe que no necesite frío para su conservación, por ejemplo) supone otro tipo de investigación farmacéutica que en infecciones en retroceso, como la tuberculosis y el VIH infantil, cuesta financiar.