Máquina de movimiento perpetuo

La evidencia es clara: pueden construirse ese tipo de artilugios de movimiento perpetuo. ¿Debemos hacer una hoguera gigante con todos los principios  de Newton que encontremos a nuestro paso, o cualquier libro de termodinámica? No nos precipitemos. Si el problema de la máquina de movimiento perpetuo solo fuese técnico o de diseño, probablemente ya lo habríamos resuelto hace mucho. El problema es que la termodinámica moderna establece una serie de leyes que pinchan ese globo lleno de ilusiones de una fuente de energía inagotable. No es que a nadie se le haya ocurrido la forma correcta de construir esa máquina, es que esa máquina no existe en este universo.

Por desgracia, hacer que este tipo de pérdidas de energía desaparezcan es imposible porque no existen materiales perfectos que no generen nada de fricción. Independientemente del material del que estén hechas las máquinas, siempre aparecerá algo de roce entre ellas, ya sea porque las piezas que las componen no son perfectamente lisas o porque existen fuerzas adhesivas entre las moléculas que componen las superficies.

¿Y, entonces, qué hay de todos esos vídeos de Youtube en los que aparecen máquinas de movimiento perpetuo?

Teniendo esto en cuenta, existen dos tipos de “máquinas de movimiento perpetuo”: las que no son de movimiento perpetuo, pero funcionan durante mucho tiempo antes de detenerse y las que no son de movimiento perpetuo, pero además sus inventores añaden pequeñas trampas para compensar la pequeña pérdida constante de energía que sufren y dar la impresión de que su máquina no se va a detener nunca.

El problema es que la mayoría de información disponible sobre este tipo de aparatos son demostraciones colgadas en Youtube… Y no existen vídeos eternos en los que se pueda comprobar cuánto tiempo permanece funcionando una de estas máquinas tras darle el empujón inicial. O sea, que no te queda más remedio que fiarte de lo que dice su autor. Por otro lado, quienes aseguran haber construido “máquinas de movimiento perpetuo” tampoco crean iniciativas como eventos en los que retransmitan en vivo, desde varios ángulos y de manera indefinida el funcionamiento de sus máquinas para que el resto de la gente pueda comprobar si realmente hacen lo que dicen hacer. Al fin y al cabo, si alguien construye una máquina que viola las leyes de la física, qué menos que aportar alguna otra prueba de su veracidad que su propia palabra.